martes, agosto 16, 2005
Israel, expulsado de Gaza | Autor/a: Juanlu Gonzalez
Aunque el titular pueda considerarse triunfalista, sensu estrictu se ajusta bastante a la realidad de lo que está sucediendo en la franja. Sharon se ha jugado buena parte de su prestigio frente al electorado israelí y ha tomado una decisión traumática como es el abandono de territorios considerados como parte del Eretz Israel en los que el propio líder había fomentado el proceso colonizador cuando era ministro del ramo. Leo y oigo muchos intentos de explicar esta decisión desde múltiples puntos de vista, porque lo que desde luego llama la atención es que uno de los ejércitos más poderosos del mundo, con la tecnología punta proporcionada por los Estados Unidos, haya sucumbido ante simples pedradas y ante milicias palestinas pertechadas sólo con armamento ligero y bombas y proyectiles de fabricación casera.
Algunos comentaristas apuestan por la presión diplomática norteamericana en segundo plano como factor desencadenante de la descolonización de Gaza pero, vistos los antecedentes recientes, es más bien Sharon o Israel quien condiciona la agenda diplomática de los Estados Unidos. Dentro incluso del imperio, el movimiento contra la guerra de Irak organizado por los familiares de soldados fallecidos en ese país, acusa directamente a Bush de haber invadido la zona para acabar con uno de los enemigos más enconados del estado judío, no para proteger a su país.
¿Estamos pues frente a la versión actualizada y revisada de David contra Goliath? Es posible. Desde luego, la retirada no ha sido provocada por una derrota militar al uso, pero puede ser considerada la consecuencia de una guerra de desgaste donde la Intifada ha tenido bastante que ver. Israel no es un estado rico, depende en buena medida de los aportes externos que le llegan de Estados Unidos, de su gobierno y del poderoso lobby judío allí afincado. El estado de excepción en el que vive por causa de la ocupación de parte de 3 países vecinos y el enorme coste que supone mantener permanentemente un país tan militarizado es muy difícil asumir por un largo periodo de tiempo, sobre todo si el invadido presenta resistencia y amenaza con atacar a militares, a los asentamientos ilegales o incluso a la población civil de Israel. Y claro, cuando el precio de la protección no se ve recompensado nada más que por unos pocos metros de desierto, por muy sagrados que sean, los estrategas se replantean sus posiciones.
Por otro lado, Israel sabe que tendrá que aplicar algún día aquella máxima de Oslo de "Paz por Territorios", así que Sharon ha pensado que es preferible hacer supuestas concesiones en el lugar que ellos mismos elijan de manera unilateral, que el que la retirada se produzca en virtud de un acuerdo con la otra parte en un proceso negociador visado por organismos y potencias internacionales (¿alguien se acuerda ya del cuarteto tragicómico de carnaval?). Así, la salida de Gaza pretende ser un intento de apropiarse ilegal y permanentemente de Jerusalén este y de una buena porción de Cisjordania, donde viven alrededor de un cuarto de millón de colonos, mucho más rica en recursos naturales —agua— y de mayor superficie que la pequeña e hiperpoblada franja. Lógicamente, la ANP no va a conformarse hasta que Israel no vuelva a las fronteras del 48, tampoco las milicias irregulares van a deponer las armas hasta que no logren un estado palestino viable, con control sobre sus fronteras, con libre intercambio de materias y mercancías con sus vecinos, con ejército propio, con plena disposición sobre el agua, etc.; o también quizá hasta que se pudiera llegar a la solución final de un sólo estado donde convivan los dos pueblos con plenos derechos democráticos reconocidos para toda su ciudadanía.
En todo caso, sea como fuere, es un paso importante que no debiera ser enturbiado por ataques de las milicias. En nuestro refranero, donde hay una frase para cada ocasión, hay una que le calza especialmente bien: "a enemigo que huye, puente de plata", sobre todo si el enemigo es mucho más fuerte y ha demostrado ser especialmente sanguinario. Queda igualmente por ver la reacción de algunos colonos y de los 3000 integristas cisjordanos que los han venido a apoyar, fuertemente armados en su día por el propio gobierno de Israel. Esta noche acaba el plazo para el abandono voluntario de los territorios ocupados de Gaza y parece que sólo el 50% ha salido ya de la franja. Se especula con una prórroga del plazo de 24 o 48 horas para evitar a toda costa cualquier tipo de enfrentamiento entre judíos.
Mientras, los palestinos están de enhorabuena y no cesan de celebrarlo en las calles del gueto en el que habían convertido la región de Gaza. Pueden anotarse un importante y simbólico triunfo. A disfrutarlo.
Algunos comentaristas apuestan por la presión diplomática norteamericana en segundo plano como factor desencadenante de la descolonización de Gaza pero, vistos los antecedentes recientes, es más bien Sharon o Israel quien condiciona la agenda diplomática de los Estados Unidos. Dentro incluso del imperio, el movimiento contra la guerra de Irak organizado por los familiares de soldados fallecidos en ese país, acusa directamente a Bush de haber invadido la zona para acabar con uno de los enemigos más enconados del estado judío, no para proteger a su país.
¿Estamos pues frente a la versión actualizada y revisada de David contra Goliath? Es posible. Desde luego, la retirada no ha sido provocada por una derrota militar al uso, pero puede ser considerada la consecuencia de una guerra de desgaste donde la Intifada ha tenido bastante que ver. Israel no es un estado rico, depende en buena medida de los aportes externos que le llegan de Estados Unidos, de su gobierno y del poderoso lobby judío allí afincado. El estado de excepción en el que vive por causa de la ocupación de parte de 3 países vecinos y el enorme coste que supone mantener permanentemente un país tan militarizado es muy difícil asumir por un largo periodo de tiempo, sobre todo si el invadido presenta resistencia y amenaza con atacar a militares, a los asentamientos ilegales o incluso a la población civil de Israel. Y claro, cuando el precio de la protección no se ve recompensado nada más que por unos pocos metros de desierto, por muy sagrados que sean, los estrategas se replantean sus posiciones.
Por otro lado, Israel sabe que tendrá que aplicar algún día aquella máxima de Oslo de "Paz por Territorios", así que Sharon ha pensado que es preferible hacer supuestas concesiones en el lugar que ellos mismos elijan de manera unilateral, que el que la retirada se produzca en virtud de un acuerdo con la otra parte en un proceso negociador visado por organismos y potencias internacionales (¿alguien se acuerda ya del cuarteto tragicómico de carnaval?). Así, la salida de Gaza pretende ser un intento de apropiarse ilegal y permanentemente de Jerusalén este y de una buena porción de Cisjordania, donde viven alrededor de un cuarto de millón de colonos, mucho más rica en recursos naturales —agua— y de mayor superficie que la pequeña e hiperpoblada franja. Lógicamente, la ANP no va a conformarse hasta que Israel no vuelva a las fronteras del 48, tampoco las milicias irregulares van a deponer las armas hasta que no logren un estado palestino viable, con control sobre sus fronteras, con libre intercambio de materias y mercancías con sus vecinos, con ejército propio, con plena disposición sobre el agua, etc.; o también quizá hasta que se pudiera llegar a la solución final de un sólo estado donde convivan los dos pueblos con plenos derechos democráticos reconocidos para toda su ciudadanía.
En todo caso, sea como fuere, es un paso importante que no debiera ser enturbiado por ataques de las milicias. En nuestro refranero, donde hay una frase para cada ocasión, hay una que le calza especialmente bien: "a enemigo que huye, puente de plata", sobre todo si el enemigo es mucho más fuerte y ha demostrado ser especialmente sanguinario. Queda igualmente por ver la reacción de algunos colonos y de los 3000 integristas cisjordanos que los han venido a apoyar, fuertemente armados en su día por el propio gobierno de Israel. Esta noche acaba el plazo para el abandono voluntario de los territorios ocupados de Gaza y parece que sólo el 50% ha salido ya de la franja. Se especula con una prórroga del plazo de 24 o 48 horas para evitar a toda costa cualquier tipo de enfrentamiento entre judíos.
Mientras, los palestinos están de enhorabuena y no cesan de celebrarlo en las calles del gueto en el que habían convertido la región de Gaza. Pueden anotarse un importante y simbólico triunfo. A disfrutarlo.
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Ya no estamos aquÃ:
nos hemos mudado a
www.RedProgresista.net
ahí va un buen flame-war para caldear los ánimos de los compis libegales, que este tema les motiva mucho ;)
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