jueves, agosto 18, 2005
Esquizofrenia pornográfica y catalanidad | Autor/a: R. Senserrich
Si uno atiende a mis últimos estudios, la mitad de lo que se publica en internet es basura y la otra mitad pornografía. Reservándome el derecho a decir dónde metería esta bitácora, es evidente que si uno quiere ver mujeres desnudas en internet puede, y si quiere descargarse largometrajes de las más variadas prácticas también, para horror y pavor de los de siempre.
¿A qué viene esto? Bueno, el ICANN, organismo que se encarga de crear y asignar los nombres de dominios, ha propuesto crear una terminación .xxx para las páginas que muestran intercambio de fluidos corporales. Como es costumbre, si se habla de sexo, hay alguien en contra...
Y sí, oh sorpresa, es Estados Unidos y su habitual tropa de conservadores cejijuntos. Si uno se pasa por la página del Family Research Council, sólo le llevará dos minutos enviar un correo electrónico pidiendo al departamento de comercio que lo del .xxx se lo cargue, ya que genera perversión, pensamientos impuros, y abortos precoito / masturbación. Lo divertido es que los cavernícolas de siempre son un electorado fielmente republicano, que tiene dudas ahora, como todo el país, sobre cómo lleva el país este partido (Irak hace daño), así que la Casa Blanca se ha puesto a protestar.
Es divertido como la derecha religiosa radical americana está tan obsesionada con prohibir que el prójimo se divierta de las maneras más absurdas, aún a nivel global. Lo que ya es el colmo es que traten de bloquear algo que no sólo no aumentará el nivel de perversión y sodomía disponible en la red, sino que hará más fácil su control, ya que estará claramente marcado (y será más fácil de bloquear) con las tres dichosas letritas. La combinación entre quijotismo, ludismo y aburrimiento obligatorio es realmente patético.
Por cierto, los debates sobre .xxx han retrasado la aprobación del dominio .cat para páginas en catalán, que debía ser aprobado en esta última reunión. No sólo bloquean el gran motor de desarrollo de internet que es el porno (cuando acabo la burbuja de las puntocom, las páginas eróticas fueron las únicas que no lo notaron...) sino que ademas se interponen entre Catalunya y su lugar bajo el sol (informático).
La "maldad" de Estados Unidos a veces no tiene límites.
¿A qué viene esto? Bueno, el ICANN, organismo que se encarga de crear y asignar los nombres de dominios, ha propuesto crear una terminación .xxx para las páginas que muestran intercambio de fluidos corporales. Como es costumbre, si se habla de sexo, hay alguien en contra...
Y sí, oh sorpresa, es Estados Unidos y su habitual tropa de conservadores cejijuntos. Si uno se pasa por la página del Family Research Council, sólo le llevará dos minutos enviar un correo electrónico pidiendo al departamento de comercio que lo del .xxx se lo cargue, ya que genera perversión, pensamientos impuros, y abortos precoito / masturbación. Lo divertido es que los cavernícolas de siempre son un electorado fielmente republicano, que tiene dudas ahora, como todo el país, sobre cómo lleva el país este partido (Irak hace daño), así que la Casa Blanca se ha puesto a protestar.
Es divertido como la derecha religiosa radical americana está tan obsesionada con prohibir que el prójimo se divierta de las maneras más absurdas, aún a nivel global. Lo que ya es el colmo es que traten de bloquear algo que no sólo no aumentará el nivel de perversión y sodomía disponible en la red, sino que hará más fácil su control, ya que estará claramente marcado (y será más fácil de bloquear) con las tres dichosas letritas. La combinación entre quijotismo, ludismo y aburrimiento obligatorio es realmente patético.
Por cierto, los debates sobre .xxx han retrasado la aprobación del dominio .cat para páginas en catalán, que debía ser aprobado en esta última reunión. No sólo bloquean el gran motor de desarrollo de internet que es el porno (cuando acabo la burbuja de las puntocom, las páginas eróticas fueron las únicas que no lo notaron...) sino que ademas se interponen entre Catalunya y su lugar bajo el sol (informático).
La "maldad" de Estados Unidos a veces no tiene límites.