jueves, agosto 11, 2005

De la bucólica vida rural (y su precio) | Autor/a: R. Senserrich

Estamos en temporada de incendios forestales, así que uno no puede dejar de ver las noticias y encontrarse las clásicas imágenes de fuego, gente evacuada y caras tristes por que "nuestra vida eran esos montes". A los pocos días, vemos el responsable autonómico de turno que aparece por el lugar, y ayudas a derecha e izquierda.

Como urbanita recalcitrante, no me queda más que señalar un par de cosas. Primero, a mí si se me quema la casa no me la paga nadie si no tengo un seguro, y segundo, si uno se queda en el pueblo es que está aceptando que el riesgo de que el monte queme existe. Para entendernos, las zonas rurales nos salen muy caras, y no sólo por estas ayudas.

Veamos. Si miramos con calma el aprovechamiento del gasto público en ciudades como Madrid o Barcelona en comparación a pueblos (10.000 habitantes o menos) en medio de la nada, uno no hace más que preguntarse de qué narices se quejan.

Primero de todo, las infraestructuras se utilizan mucho menos intensivamente. Una carretera con poco tráfico significa que los impuestos que genera no la pagan; el dinero viene de fuera. La factura de la luz es la misma en Valdeburrillos del Rabanal que en Atocha, a pesar que la electrica se gasta un pastón para llevar corriente a los pocos abonados que tiene en el area rural, mientras que en Madrid el coste se reparte entre muchos (esto de regular precios...). Si construímos un hospital en Madrid, este va a cubrir de media unos 250.000 pacientes. En la provincia de Teruel, el tener a la población tan dispersa hace que cada uno de los tres hospitales cubra menos de 50.000 personas. Las comisarias de polícia, lo mismo; igual que cualquier servicio que preste el Estado.

Y volvemos al fuego. No sólo estamos pagando más por los servicios en zonas rurales, sino que además cubrimos sus riesgos. Si a uno se le quema la finca, lo pagamos nosotros, para variar.

Se lloriquea mucho desde zonas rurales quejándose que no hay futuro, que la gente joven se va, y que necesitan más gasto público para ayudar a que las cosas mejoren. El problema es que la gente se va porque el trabajo está en otra parte, y el gasto público allí es, en muchos casos, espantósamente ineficiente. Y eso sin ni siquiera señalar las subvenciones a la agricultura.

En fin, que cuando se quema un bosque, el daño es ecológico, y grave; pero eso no justifica que se tire dinero a la mínima excusa.



Ya no estamos aquí:
nos hemos mudado a
www.RedProgresista.net

This page is powered by Blogger. Isn't yours?