sábado, agosto 13, 2005

El cuarto Reich | Autor/a: Santi Benítez (Sun_Tsu)

En los Estados Unidos el gasto con respecto a la invasión de Iraq, en dinero, es de casi 190 billones de dólares, el gobierno estadounidense podría haber construido 3,246,397 escuelas públicas con este dinero y se podrían haber curado 115 millones de niños de enfermedades facilmente curables con el dinero gastado en la invasión. Estas y las cifras concernientes a la economía, convierten a este gobierno en el más desastroso para su país en ochenta años.
Hitler se apoyó en su Mein Kampf para poder decir que no tocaba de oído. El actual gobierno más poderoso de la tierra no iba a ser menos.
George W. Bush se ha rodeado de un grupo conocido como los "halcones" que tienen una base ideológica y filosófica con nombre y apellidos: Leo Strauss.
Alemán de origen judío emigrado a los Estados Unidos en 1937, crea la base teórica de la agresividad política en política exterior de la Administración Bush (Guerra de Iraq y apoyo a Sharon en Israel tras el 11-S).
Es una ingenuidad pensar que es la acción humanitaria o el afán de liberar al pueblo iraquí de un tirano la que guía la estrategia estadounidense en cuanto a la invasión de Iraq y en cuanto a su política exterior en todo el mundo. La teoría sólo es un óleo que encubre intereses económicos y geoestratégicos bien definidos que evocan visiones de armas de destrucción masiva inexistentes. Sin embargo, la justificación de esos actos obliga a recurrir a los textos, y la sombra de Strauss es muy larga.
Shadia Drudy, autora de 'Leo Strauss and the American right', 1999, profesora de teoría política en la Universidad de Saskatchewan, Canada, en una entrevista de Danny Postel publicada en la Vanguardia, explicaba:“Leo Strauss creía que las masas más humildes no eran aptas para recibir la verdad ni para ser libres, y que entregarles estos sublimes tesoros sería como arrojar perlas a los cerdos. (...) Para el judío alemán los humanos ni nacen libres ni son iguales. La condición natural humana, sostiene, no es la libertad, si no la subordinación. (...) Como Platón, Strauss enseñó que dentro de la sociedad algunos son aptos para dirigir y otros para ser dirigidos. Pero, a diferencia de Platón, que pensaba que los dirigentes tenían que ser personas con estándares morales tan elevados que podían resistir las tentaciones del poder, Strauss pensaba que los que son aptos para gobernar son los que comprenden que sólo existe un derecho natural, el derecho del superior a gobernar al inferior.”
Nacido en 1899 en la región de Hessen, Alemania. Hijo de un comerciante, estudió filosofía en Hamburgo. En 1937 se traslada a Columbia, Estados Unidos, donde imparte clases en varias universidades. Consideró que la agresividad humana podía ser restringida sólo por un estado poderoso basado en el nacionalismo.“(...) Porque la humanidad es intrínsecamente malvada, tiene que ser gobernada. (...) Un gobierno tal sólo puede ser establecido, sin embargo, cuando los hombres se unen y sólo pueden ser unidos contra un enemigo exterior. (...) La paz lleva a la decadencia.”, llegó a decir mientras recomendaba la guerra perpetua.
Sin embargo, según él, estas "teorías", no pueden ser reveladas al pueblo llano, se darán a conocer sólo en círculos elitistas que van a dirigir los destinos de las masas.
La vinculación de ese filósofo fallecido en 1973 con la Administración Bush ha quedado expuesta por Josep Mª Ruiz Simón, profesor de la Universidad de Gerona, en su trabajo “Leo Strauss patriarca Neocon”. El filósofo catalán escribe: “Uno no puede dejar de preguntarse si el mundo hoy sería distinto en el caso de que algunos straussianos no ocuparan posiciones clave en la Administración Bush y en el aparato mediático y académico que le da covertura.” De la misma forma señala la necesidad de un tremendo apoyo económico para llevar adelante una política exterior como la estadounidense y saca a la luz los enlaces entre los discipulos de Strauss como en un culebrón tipo cine negro.
Allan Bloom, promotor desde 1984 del Centro de estudios de la Fundación Olín y discípulo directo de Straus, es el exponente más visible de la primera generación de straussianos. Escribe en 1987 el best-seller “The closing of American Mind”, donde explica cuales son, bajo su punto de vista, los males de Estados Unidos y su cura. Por ejemplo, ante lo que él describe como una “crisis cultural y moral profunda” recomienda la eliminación de las políticas de discriminación positiva de las minorías, dejar de subvencionar “la cultura corruptora” de los jóvenes, la defensa desde las instituciones de los valores religiosos, la interpretación restrictiva de la libertad de expresión, el recorte drástico del estado del bienestar que, por otra parte, es ya de por si inexistente en los Estados Unidos, y la restricción progresiva de los derechos de la mujer.
La concepción de la política como una oposición entre amigo y enemigo, mejor si este último está fuera de las fronteras. Simplemente straussiano.
A Bloom le sigue Francis Fukuyama. Remosado en los laboratorios de la Fundación Olin, se erige como padre de la teoría 'El fin de la historia'. Basada en un viejo debate entre el filósofo francés de origen ruso Kojève y Strauss, considera el capitalismo como la última etapa de la civilización tras el fin de la Guerra Fría.
Pero poner fin a la historia también significa acabar con los enemigos y esto no justifica, precisamente, invasiones de otros países o guerras preventivas. Cosa que si hace Samuel Huntington y su “Choque de civilizaciones”.
Profesor de Harvard y ex asesor del departamento de estado estadounidense, afirma que el enfrentamiento entre los pueblos en el futuro será fruto de las diferencias culturales, religiosas y étnicas. Dando como ejemplo el 11-S, el Pear Harbor straussiano. Para él, los potenciales enemigos de 'su' civilización liderada por los Estados Unidos están en el mundo islámico, asiático, del Este y, últimamente, en latinoamérica. En su último libro, “¿Quienes somos? Los desafíos de la identidad norteamericana”, llega a decir: “Los hispanos destruirán la cultura de Estados Unidos. La entrada de hispanos en Estados Unidos amenaza con dividir el país en dos”, mostrando que está preocupado por la supervivencia de “Los valores angloprotestantes que construyeron el sueño americano”. Ya ha sido catalogado de racista, alarmista, ignorante y desinformado.
En su primer libro obvia por completo cualquier motivación geoestratégica o económica. Y, por supuesto, no hace referencia a que país es el que agrede o comienza las hostilidades. Según él, para el estadounidense la cuestión se reduce a un problema étnico, un punto de vista que ya usaron los nazis y que simplifica enormemente el análisis obviando la crítica.
Los straussianos campan por sus respetos en la Administración Bush y en Washington. Irvin Krystol, Paul Worfowitz y Abram Shulsky son ejemplos de ello. Han tejido una tela de araña que da verdadero miedo.
Krystol, padrino de los neoconservadores, reconoce abiertamente su admiración por Strauss. Es Presidente del Proyecto para un nuevo siglo americano (PNAC), un documento que señala los potenciales enemigos de Estados Unidos e incluso cuales son los recursos estratégicos de los que debe apropiarse.

Su hijo, William Krystol, dirige The Weekly Standard, publicación que ha apoyado sin descanso el giro belicista de la Administración Bush y Blair. Estudió con el profesor Harvey Mansfield en Harvard, uno de los profesores más destacados de la escuela straussiana. Toda una casualidad.
Worfowitz, número dos del Pentágono, se relacionó estréchamente con Bloom y asistió a los cursos de Strauss. Se le considera el verdadero artífice de la política estadounidense actual en Oriente Medio. Y Shulsky, ideólogo de la Fundación Olin, fue nombrado por Donald Rumsfeld director de la Oficina de planes especiales que legitimó el ataque a Iraq, de acuerdo con los planes expuestos en el PNAC.
Pero es que la influencia de las enseñanzas de Leo Strauss no terminan en la Administración Bush.
En 1996 un grupo de 'sabios' envió a Netanyahu un plan de apropiación de la zona en la que se recomendaba la ruptura de los acuerdos de Oslo con los palestinos y la eliminación del régimen de Sadam Hussein. Posteriormente la eliminación de los de Siria, Líbano, Irán y... Arabia Saudí (Otra extraña casualidad coincidente con la realidad que se ha venido produciendo)
Entre los firmantes estaban Richard Perle, miembro del Proyecto para un nuevo siglo americano, y Charles Fairbanks, straussiano que estudió con Bloom y amigo íntimo de Wolfowitz.Una de las grandes premisas de Strauss fue que la simple existencia del Estado de Israel era insuficiente. Abogó por la instauración en Israel de un Estado fundamentalista.Uno de sus alumnos más aventajados, Paul Eidelberg, es Presidente de la Fundación para la democracia constitucional en Oriente Medio y el Partido Yasmin Israel.
Alquien decía hace poco que George Bush Junior no era culpable de crímenes contra la humanidad. Pero es que, al igual que Hitler no fue el único artífice de la gran monstruosidad que fue la Alemania nazi, Bush Junior no es el único culpable de lo que está ocurriendo y de lo que, por desgracia, estamos abocados a ver en cosa de diez años.
Sun_Tsu
Ôô-~

Espacio para los autores: |
Me suena a teoría de la conspiración, la verdad. No simpatizo ni gota con Bush, pero no es el demonio encarnado. Es un hombre con principios profundamente equivocados, quizás, pero no malvado.
 
No, si el problema no es él, es lo que tiene detrás...
Pero si puedes llevarle la contraria a algo de lo que digo en el post sobre lo que tiene alrededor... me encantará leerlo...

Ôô-~
 


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