martes, agosto 23, 2005
Erradicar, pero ¿erradicar el qué exactamente? | Autor/a: Santi Benítez (Sun_Tsu)
Me gustaría hablarles acerca de algo que, según dicen algunos, será erradicado de nuestra sociedad a lo largo de este nuevo siglo.
Mi opinión es la contraria. Bajo mi punto de vista, eso que tanto llena la boca a los políticos, el terrorismo, irá “in crescendo” a lo largo de este siglo que está comenzando.
Antes de aclararles porqué estoy convencido de ello quisiera definir con claridad de que estoy hablando.
El concepto de terrorismo es, y cito textualmente, dominación por el terror o sucesión de actos de violencia para infundir terror.
De la misma forma terrorista es la persona partidaria del terrorismo o que practica el terrorismo.
Sin embargo la mayoría de los diccionarios añaden una tercera acepción, dícese del gobierno, partido, etc., que practica el terrorismo. Una vez definidos los conceptos de los cuales vamos a hablar también quiero dejar claro que la, llamémosla así, visión legal de estos dos conceptos me son irrelevantes. Pondré un ejemplo del porqué, en España existe el concepto legal de 'Apología del terrorismo' como delito. Volvamos por un segundo mas al diccionario. Apología es discurso de palabra o por escrito en defensa o alabanza de personas o cosas.
Es evidente que hacer apología del terrorismo es algo aberrante, pero usar el ambiguo concepto de la 'apología' para definir un delito entra en conflicto frontal con el derecho a la opinión.
Sé que alguien dirá que el estado tiene derecho a defenderse. Y es cierto. Pero no coartando los derechos de los ciudadanos. Es mas, si el estado se dedica a coartar los derechos de los ciudadanos, ¿No tienen estos el derecho a defenderse?
Dejaré la pregunta en el aire, por ahora.
Es precisamente la ambigüedad e incluso la frivolidad con las que se tratan de forma legal los términos terrorismo y terrorista lo que me hace obviar este punto de vista.
Una vez aclarado esto, es decir, los conceptos sobre los que hablo, el tipo de definiciones que descarto y porqué, seguiré adelante.
Si el terrorismo es, en su primera acepción, dominación por el terror, ¿Podremos llamar terrorismo a poner un gas venenoso en el metro y matar a veinte personas? No. Sería un asesinato pero no terrorismo. No busca dominar nada, sólo la muerte indiscriminada de personas. Disparar contra una multitud desarmada, encarcelar a los supervivientes y torturarlos a fin de crear un ambiente de miedo, de terror hacia quienes lo hacen si entra dentro de esta acepción. De la misma manera bombardear un mercado repleto de gente o una boda son ejemplos claros de lo mismo. ¿Por qué? Por que están hechos por un poder que quiere dominar, y para ello aterroriza a aquellos a los que quiere convertir en dominados.
Estos actos también entrarían en la segunda acepción, actos violentos para infundir terror.
Alguien dirá que lo expuesto antes con el gas también. Cierto. A mi entender, la diferencia estriba en las razones.
Digo esto porque la violencia siempre será violencia, el asesinato siempre será asesinato, pero cuando esa violencia, ese asesinato, lo ejerce el poder la única razón es dominar a los que sufren dicha violencia.
Si volvemos a las definiciones dadas por el diccionario, aquellos que disparan sobre una multitud, bombardean un mercado lleno de gente, matan a los asistentes a una boda y torturan a los supervivientes, son terroristas.
Los que dan las órdenes para que estos actos sean ejecutados, son terroristas.
Los responsables políticos que respaldan las decisiones de los que dan las órdenes y, por ende, a los que ejecutan dichas órdenes, son terroristas.
Aquí entra la tercera acepción del diccionario. 'Dícese del gobierno, partido, etc., que practica el terrorismo'.
En este principio de siglo hemos visto como gobiernos terroristas han llevado adelante una escalada que todavía no ha sido contestada y, lo que que es peor, puede que no lo sea jamás por parte del resto de los gobiernos democráticos del planeta.
Estados Unidos, Israel y Rusia esconden tras el vocablo “actos de guerra” el bombardeo de inocentes, la tortura y el encarcelamiento indefinido sin derecho a juicio. Terrorismo.
Israel ha usado el 'asesinato selectivo', no lo han inventado pero han sido los primeros en llamarlo por su nombre sin ningún tipo de verguenza. Terrorismo.
Rusia llama a Chechenia y a los miles de inocentes muertos 'una cuestión local', escondiendo una limpieza étnica al más puro estilo stalinista o nacionalsocialista. Terrorismo.
Estados Unidos dice que tiene derecho a defenderse mediante 'guerras preventivas' de sus enemigos. Terrorismo.
Todo esto es terrible si tenemos en cuenta que hablamos de tres democracias, es decir, son sus pueblos los que eligen a esos políticos que respaldan a los que ordenan que se ejecuten asesinatos, torturas, infundir el terror.
Pueblos enteros votan para que se hagan esas cosas y, por lo tanto, se convierten en terroristas. Eso si, ejercen su derecho a infundir el terror sólo cuando van a las urnas. Pero no por ello son menos responsables. Como no lo fueron los alemanes que votaron para que Hitler gobernara su país, como no lo fueron cuando a menos de tres kilómetros de un pueblo se incineraban personas para luego decir que ellos no sabían nada, no habían olido el hedor de los cuerpos que se quemaban.
Haré una pregunta retórica, si se la puede llamar así. ¿Si un soldado en misión extranjera dispara contra un inocente o tortura a cualquier persona porque, por ejemplo, le han ordenado disparar o que saque información de alguien por los medios que sea, ¿el único responsable es ese soldado por acatar la orden o quien dio la orden lo es más?, ¿o lo son los políticos que respaldan dichas órdenes y son los responsables finales? ¿o lo son los votantes que los han puesto ahí para que tomen decisiones?
Es una buena pregunta.
El acto de votar no sólo es un derecho, también es una gran responsabilidad. Cuando un soldado de una democracia mata a alguien en una guerra, lo hace en nombre de las personas que han votado al gobierno que lo envía a la guerra. Porque ese gobierno trabaja para los votantes de su país.
Quisiera volver a la que dejé antes en el aire.
¿Cuando los derechos de una persona son coartados tiene esa persona derecho a defenderse? Yo creo que si, pero ¿De qué forma? A mi entender la forma viene dada por el contexto.
En una democracia, se supone, la ley nos a hace a todos iguales. No por pertenecer a una minoría tendré menos derechos que otra persona que pertenezca a una mayoría. En el caso contrario las leyes están mal hechas y deben ser cambiadas. Además, no estaríamos hablando de una democracia.
En el caso de una dictadura el pueblo tiene el más amplio de los derechos a usar todas las medidas que estén a su alcance, todas, para que la soberanía vuelva a él. No es terrorismo.
Si un pueblo es oprimido por otro, el oprimido tiene todo el derecho a usar todas las medidas que estén a su alcance para acabar con la opresión. No es terrorismo.
Pondré un ejemplo más claro. Si cualquiera de nosotros sufriera ver morir a nuestros padres, hermanos, mujeres, hijos y amigos por los disparos de un helicóptero, un tanque o unos soldados, si tuviéramos la oportunidad, ¿No nos rodearíamos el cuerpo de explosivos e intentaríamos matar a todos los que pudiéramos?, ¿No intentaríamos matar a sus padres, a sus mujeres, a sus hijos y amigos?, ¿Sería terrorismo o sería simple venganza?, ¿Sería comparable una cosa a la otra? No, no lo sería. La última es responsabilidad de la primera.
Los adelantos tecnológicos, la potencia y la fuerza de un gran ejército sólo debe ser usada como arma de defensa. Para repeler una invasión o un ataque directo. Cuando se usa como ariete opresivo, como amenaza tácita al desarmado, al débil, es un arma de terror, es terrorismo. Y terrorismo de estado, hablemos claro.
Es mas, cuando un ser humano no puede expresar lo que piensa, no puede opinar porque se le amenaza con la cárcel, es terrorismo legal.
Nos encontramos en una aldea global en la que las reglas de convivencia que estaban vigentes antes de ayer ya no son válidas. El poder, también global, nos quiere hacer creer que esas nuevas reglas sólo tienen que ver con la seguridad. Y no es cierto.
Lo que no sirve son las reglas locales de tipo global. La globalidad no la dicta un estado, por muy grande y fuerte que sea su ejército.
Son necesarias nuevas reglas de conducta, pero deben ser hechas ex parte, fuera de la decisión unilateral de un estado.
Tenemos la ONU, pero su funcionamiento no es el adecuado. Ahora mismo cualquier decisión que se tome en su seno puede ser vetada por ciertos países. Esto debe cambiar. Un estado, un voto. La mayoría es la que decide, no un país, no un gobierno, no un ejército. Democracia global, que por otra parte, es por lo que se supone están luchando, en parte, en Iraq.
Podría parecer que hablo de una utopía o de algo que nos es muy lejano. La realidad es que si esto no se consigue estamos abocados a una dictadura global y a un recrudecimiento como jamás se ha visto del terrorismo de estado y del “terrorismo”, entre comillas, defensivo.
Puede que lleguemos a ver lo que tanto miedo nos daba durante la guerra fría, la utilización de armas nucleares. Esta vez como escarmiento y ejemplo a un estado contestatario con la dictadura global.
El futuro pinta bastante mal a no ser que lo arreglemos.
¿Cual es el gran enemigo de este cambio absolutamente necesario? El imperialismo. No nos engañemos, los gobiernos no buscan la igualdad entre los pueblos, buscan la supremacía sobre otros pueblos. Para ello necesitan la desigualdad, la pobreza de otros, la subyugación de unos a sus intereses particulares.
Podría poner el ejemplo de la Alemania nazi de entreguerras pero creo que tenemos un ejemplo que nos es más cercano en el tiempo.
No existe nadie que no lo sepa pero tampoco hay nadie que lo diga. Los Estados Unidos, desde 1890, participan activamente en la política internacional como una potencia imperialista. Llevarán hasta sus últimas consecuencias las tesis panamericanas de la doctrina Monroe, interviniendo militar y diplomáticamente en la vida interna de los países del Centro y el Sur de América; se beneficiarán de la caída de los últimos restos del Imperio Colonial español (Cuba, Puerto Rico, Filipinas) y cumplimentarán una a una todas las premisas exigidas por la teoría navalista de Mahan. De forma paralela, elevarán la productividad de su agricultura y de su industria, afianzarán sus posiciones en el comercio marítimo y modernizarán su sistema empresarial en base al principio de la concentración y el monopolio.
Por último, los Estados Unidos sabrán mantenerse al margen de los embites al principio de la Primera Guerra Mundial, extrayendo de ella lucrativos beneficios e incorporándose a ella en el momento en que comenzaban a peligrar sus intereses económicos. La reconstrucción europea y el restablecimiento de las relaciones internacionales también se hicieron siguiendo las pautas norteamericanas plasmadas en los “Catorce Puntos” del Presidente Wilson.
Todo lo que ocurre hoy día se viene gestando desde 1890.
Pero en 1941 Churchill y Roosevelt elaboran la Carta del Atlántico, poco antes de que los Estados Unidos entraran, de pleno, en la Segunda Guerra Mundial. Esa sería la raíz desde la que crecería la O.N.U.
En las sucesivas reuniones; Declaración de las Naciones Unidas, 1942, Declaración de Moscú, 1943, Conferencia de Bretton Woods, 1944, Conferencia de Dumbarton Oaks, 1944 y, por supuesto, Yalta, 1945, se perfilaron y asentaron las bases de lo que habría de ser la puesta en marcha de un sistema de seguridad colectiva en base a la cooperación voluntaria de sus miembros.
Se crean varios órganos en su seno; La Asamblea General y El Consejo de Seguridad son los más importantes.
Sin embargo, aunque podamos pensar que su creación se hace con la más altruista de las intenciones, si nos fijamos en esta estructura y en su funcionamiento nos daremos perfecta cuenta de que su función es el control por parte de los países que forman el Consejo de Seguridad, del resto.
La prueba está en que cualquier decisión que tome la Asamblea General puede ser vetada por cinco de los miembros del Consejo de Seguridad, que, por otra parte, son miembros permanentes del Consejo. ¿Quienes son? Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China.
Este funcionamiento resta capacidad a la Asamblea para tomar decisiones, sobre todo si van en contra de los intereses, económicos, claro, de alguno de estos cinco países.
Tenemos a un país imperialista, que tiene la capacidad tácita de vetar cualquier tipo de decisión en contra de sus intereses y de, en virtud de su status de miembro permante del Consejo de Seguridad, poner en acción cualquier tipo de resolución contra cualquier país que no le sea afín.
Paul Wolfowitz, en ese momento vicesecretario de Defensa, redactó un escrito político interno sobre la posición militar estadounidense en la era post Guerra Fría, decía: “(...) Evitar la emergencia de una nueva potencia rival mediante la prevención en lugar de la contención y actuar unilateralmente si fuera necesario para proteger los intereses de los Estados Unidos.”
Y volvemos a la cuestión primigenia, ¿Tenemos derecho a defendernos?, ¿Tenemos derecho a cambiar todo esto?, si es así, ¿De que forma podemos hacerlo?, y, lo peor de todo, ¿Nos dejarán hacerlo?
Mi opinión es la contraria. Bajo mi punto de vista, eso que tanto llena la boca a los políticos, el terrorismo, irá “in crescendo” a lo largo de este siglo que está comenzando.
Antes de aclararles porqué estoy convencido de ello quisiera definir con claridad de que estoy hablando.
El concepto de terrorismo es, y cito textualmente, dominación por el terror o sucesión de actos de violencia para infundir terror.
De la misma forma terrorista es la persona partidaria del terrorismo o que practica el terrorismo.
Sin embargo la mayoría de los diccionarios añaden una tercera acepción, dícese del gobierno, partido, etc., que practica el terrorismo. Una vez definidos los conceptos de los cuales vamos a hablar también quiero dejar claro que la, llamémosla así, visión legal de estos dos conceptos me son irrelevantes. Pondré un ejemplo del porqué, en España existe el concepto legal de 'Apología del terrorismo' como delito. Volvamos por un segundo mas al diccionario. Apología es discurso de palabra o por escrito en defensa o alabanza de personas o cosas.
Es evidente que hacer apología del terrorismo es algo aberrante, pero usar el ambiguo concepto de la 'apología' para definir un delito entra en conflicto frontal con el derecho a la opinión.
Sé que alguien dirá que el estado tiene derecho a defenderse. Y es cierto. Pero no coartando los derechos de los ciudadanos. Es mas, si el estado se dedica a coartar los derechos de los ciudadanos, ¿No tienen estos el derecho a defenderse?
Dejaré la pregunta en el aire, por ahora.
Es precisamente la ambigüedad e incluso la frivolidad con las que se tratan de forma legal los términos terrorismo y terrorista lo que me hace obviar este punto de vista.
Una vez aclarado esto, es decir, los conceptos sobre los que hablo, el tipo de definiciones que descarto y porqué, seguiré adelante.
Si el terrorismo es, en su primera acepción, dominación por el terror, ¿Podremos llamar terrorismo a poner un gas venenoso en el metro y matar a veinte personas? No. Sería un asesinato pero no terrorismo. No busca dominar nada, sólo la muerte indiscriminada de personas. Disparar contra una multitud desarmada, encarcelar a los supervivientes y torturarlos a fin de crear un ambiente de miedo, de terror hacia quienes lo hacen si entra dentro de esta acepción. De la misma manera bombardear un mercado repleto de gente o una boda son ejemplos claros de lo mismo. ¿Por qué? Por que están hechos por un poder que quiere dominar, y para ello aterroriza a aquellos a los que quiere convertir en dominados.
Estos actos también entrarían en la segunda acepción, actos violentos para infundir terror.
Alguien dirá que lo expuesto antes con el gas también. Cierto. A mi entender, la diferencia estriba en las razones.
Digo esto porque la violencia siempre será violencia, el asesinato siempre será asesinato, pero cuando esa violencia, ese asesinato, lo ejerce el poder la única razón es dominar a los que sufren dicha violencia.
Si volvemos a las definiciones dadas por el diccionario, aquellos que disparan sobre una multitud, bombardean un mercado lleno de gente, matan a los asistentes a una boda y torturan a los supervivientes, son terroristas.
Los que dan las órdenes para que estos actos sean ejecutados, son terroristas.
Los responsables políticos que respaldan las decisiones de los que dan las órdenes y, por ende, a los que ejecutan dichas órdenes, son terroristas.
Aquí entra la tercera acepción del diccionario. 'Dícese del gobierno, partido, etc., que practica el terrorismo'.
En este principio de siglo hemos visto como gobiernos terroristas han llevado adelante una escalada que todavía no ha sido contestada y, lo que que es peor, puede que no lo sea jamás por parte del resto de los gobiernos democráticos del planeta.
Estados Unidos, Israel y Rusia esconden tras el vocablo “actos de guerra” el bombardeo de inocentes, la tortura y el encarcelamiento indefinido sin derecho a juicio. Terrorismo.
Israel ha usado el 'asesinato selectivo', no lo han inventado pero han sido los primeros en llamarlo por su nombre sin ningún tipo de verguenza. Terrorismo.
Rusia llama a Chechenia y a los miles de inocentes muertos 'una cuestión local', escondiendo una limpieza étnica al más puro estilo stalinista o nacionalsocialista. Terrorismo.
Estados Unidos dice que tiene derecho a defenderse mediante 'guerras preventivas' de sus enemigos. Terrorismo.
Todo esto es terrible si tenemos en cuenta que hablamos de tres democracias, es decir, son sus pueblos los que eligen a esos políticos que respaldan a los que ordenan que se ejecuten asesinatos, torturas, infundir el terror.
Pueblos enteros votan para que se hagan esas cosas y, por lo tanto, se convierten en terroristas. Eso si, ejercen su derecho a infundir el terror sólo cuando van a las urnas. Pero no por ello son menos responsables. Como no lo fueron los alemanes que votaron para que Hitler gobernara su país, como no lo fueron cuando a menos de tres kilómetros de un pueblo se incineraban personas para luego decir que ellos no sabían nada, no habían olido el hedor de los cuerpos que se quemaban.
Haré una pregunta retórica, si se la puede llamar así. ¿Si un soldado en misión extranjera dispara contra un inocente o tortura a cualquier persona porque, por ejemplo, le han ordenado disparar o que saque información de alguien por los medios que sea, ¿el único responsable es ese soldado por acatar la orden o quien dio la orden lo es más?, ¿o lo son los políticos que respaldan dichas órdenes y son los responsables finales? ¿o lo son los votantes que los han puesto ahí para que tomen decisiones?
Es una buena pregunta.
El acto de votar no sólo es un derecho, también es una gran responsabilidad. Cuando un soldado de una democracia mata a alguien en una guerra, lo hace en nombre de las personas que han votado al gobierno que lo envía a la guerra. Porque ese gobierno trabaja para los votantes de su país.
Quisiera volver a la que dejé antes en el aire.
¿Cuando los derechos de una persona son coartados tiene esa persona derecho a defenderse? Yo creo que si, pero ¿De qué forma? A mi entender la forma viene dada por el contexto.
En una democracia, se supone, la ley nos a hace a todos iguales. No por pertenecer a una minoría tendré menos derechos que otra persona que pertenezca a una mayoría. En el caso contrario las leyes están mal hechas y deben ser cambiadas. Además, no estaríamos hablando de una democracia.
En el caso de una dictadura el pueblo tiene el más amplio de los derechos a usar todas las medidas que estén a su alcance, todas, para que la soberanía vuelva a él. No es terrorismo.
Si un pueblo es oprimido por otro, el oprimido tiene todo el derecho a usar todas las medidas que estén a su alcance para acabar con la opresión. No es terrorismo.
Pondré un ejemplo más claro. Si cualquiera de nosotros sufriera ver morir a nuestros padres, hermanos, mujeres, hijos y amigos por los disparos de un helicóptero, un tanque o unos soldados, si tuviéramos la oportunidad, ¿No nos rodearíamos el cuerpo de explosivos e intentaríamos matar a todos los que pudiéramos?, ¿No intentaríamos matar a sus padres, a sus mujeres, a sus hijos y amigos?, ¿Sería terrorismo o sería simple venganza?, ¿Sería comparable una cosa a la otra? No, no lo sería. La última es responsabilidad de la primera.
Los adelantos tecnológicos, la potencia y la fuerza de un gran ejército sólo debe ser usada como arma de defensa. Para repeler una invasión o un ataque directo. Cuando se usa como ariete opresivo, como amenaza tácita al desarmado, al débil, es un arma de terror, es terrorismo. Y terrorismo de estado, hablemos claro.
Es mas, cuando un ser humano no puede expresar lo que piensa, no puede opinar porque se le amenaza con la cárcel, es terrorismo legal.
Nos encontramos en una aldea global en la que las reglas de convivencia que estaban vigentes antes de ayer ya no son válidas. El poder, también global, nos quiere hacer creer que esas nuevas reglas sólo tienen que ver con la seguridad. Y no es cierto.
Lo que no sirve son las reglas locales de tipo global. La globalidad no la dicta un estado, por muy grande y fuerte que sea su ejército.
Son necesarias nuevas reglas de conducta, pero deben ser hechas ex parte, fuera de la decisión unilateral de un estado.
Tenemos la ONU, pero su funcionamiento no es el adecuado. Ahora mismo cualquier decisión que se tome en su seno puede ser vetada por ciertos países. Esto debe cambiar. Un estado, un voto. La mayoría es la que decide, no un país, no un gobierno, no un ejército. Democracia global, que por otra parte, es por lo que se supone están luchando, en parte, en Iraq.
Podría parecer que hablo de una utopía o de algo que nos es muy lejano. La realidad es que si esto no se consigue estamos abocados a una dictadura global y a un recrudecimiento como jamás se ha visto del terrorismo de estado y del “terrorismo”, entre comillas, defensivo.
Puede que lleguemos a ver lo que tanto miedo nos daba durante la guerra fría, la utilización de armas nucleares. Esta vez como escarmiento y ejemplo a un estado contestatario con la dictadura global.
El futuro pinta bastante mal a no ser que lo arreglemos.
¿Cual es el gran enemigo de este cambio absolutamente necesario? El imperialismo. No nos engañemos, los gobiernos no buscan la igualdad entre los pueblos, buscan la supremacía sobre otros pueblos. Para ello necesitan la desigualdad, la pobreza de otros, la subyugación de unos a sus intereses particulares.
Podría poner el ejemplo de la Alemania nazi de entreguerras pero creo que tenemos un ejemplo que nos es más cercano en el tiempo.
No existe nadie que no lo sepa pero tampoco hay nadie que lo diga. Los Estados Unidos, desde 1890, participan activamente en la política internacional como una potencia imperialista. Llevarán hasta sus últimas consecuencias las tesis panamericanas de la doctrina Monroe, interviniendo militar y diplomáticamente en la vida interna de los países del Centro y el Sur de América; se beneficiarán de la caída de los últimos restos del Imperio Colonial español (Cuba, Puerto Rico, Filipinas) y cumplimentarán una a una todas las premisas exigidas por la teoría navalista de Mahan. De forma paralela, elevarán la productividad de su agricultura y de su industria, afianzarán sus posiciones en el comercio marítimo y modernizarán su sistema empresarial en base al principio de la concentración y el monopolio.
Por último, los Estados Unidos sabrán mantenerse al margen de los embites al principio de la Primera Guerra Mundial, extrayendo de ella lucrativos beneficios e incorporándose a ella en el momento en que comenzaban a peligrar sus intereses económicos. La reconstrucción europea y el restablecimiento de las relaciones internacionales también se hicieron siguiendo las pautas norteamericanas plasmadas en los “Catorce Puntos” del Presidente Wilson.
Todo lo que ocurre hoy día se viene gestando desde 1890.
Pero en 1941 Churchill y Roosevelt elaboran la Carta del Atlántico, poco antes de que los Estados Unidos entraran, de pleno, en la Segunda Guerra Mundial. Esa sería la raíz desde la que crecería la O.N.U.
En las sucesivas reuniones; Declaración de las Naciones Unidas, 1942, Declaración de Moscú, 1943, Conferencia de Bretton Woods, 1944, Conferencia de Dumbarton Oaks, 1944 y, por supuesto, Yalta, 1945, se perfilaron y asentaron las bases de lo que habría de ser la puesta en marcha de un sistema de seguridad colectiva en base a la cooperación voluntaria de sus miembros.
Se crean varios órganos en su seno; La Asamblea General y El Consejo de Seguridad son los más importantes.
Sin embargo, aunque podamos pensar que su creación se hace con la más altruista de las intenciones, si nos fijamos en esta estructura y en su funcionamiento nos daremos perfecta cuenta de que su función es el control por parte de los países que forman el Consejo de Seguridad, del resto.
La prueba está en que cualquier decisión que tome la Asamblea General puede ser vetada por cinco de los miembros del Consejo de Seguridad, que, por otra parte, son miembros permanentes del Consejo. ¿Quienes son? Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China.
Este funcionamiento resta capacidad a la Asamblea para tomar decisiones, sobre todo si van en contra de los intereses, económicos, claro, de alguno de estos cinco países.
Tenemos a un país imperialista, que tiene la capacidad tácita de vetar cualquier tipo de decisión en contra de sus intereses y de, en virtud de su status de miembro permante del Consejo de Seguridad, poner en acción cualquier tipo de resolución contra cualquier país que no le sea afín.
Paul Wolfowitz, en ese momento vicesecretario de Defensa, redactó un escrito político interno sobre la posición militar estadounidense en la era post Guerra Fría, decía: “(...) Evitar la emergencia de una nueva potencia rival mediante la prevención en lugar de la contención y actuar unilateralmente si fuera necesario para proteger los intereses de los Estados Unidos.”
Y volvemos a la cuestión primigenia, ¿Tenemos derecho a defendernos?, ¿Tenemos derecho a cambiar todo esto?, si es así, ¿De que forma podemos hacerlo?, y, lo peor de todo, ¿Nos dejarán hacerlo?
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