viernes, agosto 26, 2005

Evangelista, maton y mentiroso | Autor/a: Juanlu Gonzalez

Pat Robertson, el popular pastor evangelista norteamericano, se permitió incitar en televisión al asesinato de Hugo Chávez, luego negó haberlo dicho para, finalmente, pedir disculpas con la boca pequeña. El presidente Bush, a pesar de haber recibido múltiples requerimientos públicos, no ha reprobado aún al reverendo.

El evangelismo norteamericano es lo que se dice una auténtica plaga bíblica para todo el planeta. A los nefastos efectos provocados en Latinoamérica, como auténtica avanzadilla de la política exterior republicana, se une la estrecha ligazón tradicionalmente mantenida con los sectores más retrógrados y reaccionarios de los Estados Unidos.

Para nuestra cultura es inaudito que un representante de una iglesia se atreva a solicitar públicamente que se asesine al presidente de un país elegido democráticamente por su pueblo y refrendado como el favorito de los venezolanos en prácticamente 10 ocasiones consecutivas. Durante su programa de TV, Club 700, Pat Robertson vinculó a Chávez con el peligrosísimo comunismo y el extremismo musulmán, que podrían establecerse en la República Bolivariana para desde allí atacar a su país.

Así las cosas, la solución más recomendable para los EEUU —plantea— es acabar con el presidente de Venezuela pues “tenemos la capacidad de eliminarlo y creo que ha llegado el momento de ejercerla”. El pastor, que más que ovejas debe tener un rebaño de pitbulls, ha defendido las acciones de “agentes clandestinos para hacer la tarea de una buena vez” en vez de optar a otra guerra de invasión con un coste de 200.000 millones de dólares, que es aproximadamente la cifra que se lleva gastada en Irak hasta la fecha. Eso sí, habría que propiciar esa eliminación tratando de que no se detengan los envíos de petróleo hacia su país.

Pat Robertson, quien además de filoterrorista es un mentiroso, negó posteriormente que se refiriese concretamente al asesinato de Chávez, alegando que existen múltiples maneras de eliminar a un dictador, entre ellas el secuestro. Alegó que se le había sacado de contexto o malinterpretado, obviando que aunque el no sabe nada de las informaciones que circulan sobre su asesinato “si él cree que estamos tratando de asesinarlo, creo que deberíamos hacerlo”. Las filigranas dialécticas a que nos tienen acostumbrados los próceres americanos en estos tiempos son geniales, todo sea con tal de evitar que sean acusados de engañar deliberadamente a la población, algo muy grave en la política norteamericana. Armas de destrucción masiva, fin de la guerra de Irak, compra de uranio, los últimos coletazos de la guerrilla, la destitución del delator de la agente de inteligencia... son algunas de las mentiras oficiales con las que han tenido que lidiar los republicanos con la opinión pública en los últimos tiempos.

Bush no ha consentido aún en condenar al pastor, no en vano el mismo fue sacado del mundo de la bebida en el que estaba inmerso gracias (!!) a la labor de otro pastor integrista de similar ideología política y religiosa. Únicamente Sean McCormack, portavoz del Departamento de Estado se atrevió a calificar la incitación al asesinato de Robertson como “inadecuada”, no sabemos si simplemente por el mero hecho de hacer un llamado tan crudo con luz y con taquígrafos. Se da la circunstancia de que el telepredicador pertenece al partido republicano, habiéndose presentado en 1988 como candidato presidencial por el lobby del elefante.

Quizá sea porque el gobierno norteamericano ha sido acusado en múltiples ocasiones de participar en el golpe de estado contra Chávez, ha reconocido estar tras la financiación de los grupos opositores que tratan de derrocarle por cualquier medio, e incluso parece que ha tratado de asesinarlo en varias ocasiones ya que como dijo un portavoz gubernamental “está sentado sobre una fuente de energía crucial para nosotros”. 1,5 millones de barriles de petróleo salen diariamente desde Venezuela para Estados Unidos.

Recientemente las relaciones diplomáticas entre ambos países se han tensionado enormemente, ya que en respuesta a las continuas injerencias en la soberanía venezolana se han cancelado programas de cooperación militar; se ha roto la colaboración con la DEA y acusado de espionaje a varios de sus agentes; se ha impulsado la Alternativa Bolivariana para América Latina frente al ALCA; se le han aumentado los impuestos a las multinacionales que extraen crudo en Venezuela y se le ha exigido el pago de los royalties atrasados so pena de rescindir los contratos vigentes.

Por contra EEUU ha considerado afrentas personales los acuerdos firmados con China para extracción de petróleo, gas y crudo extrapesado; su liderazgo en la OPEP, la compra de armamento para su ejército; la petición de extradición del terrorista cubano anticastrista Posada Carriles... e incluso el desvío de fondos de PDVSA para combatir el hambre y la miseria en Venezuela. Muchos analistas afirman que de no estar el ejército americano empantanado en la guerra de Irak —y de no existir las FARC— hace tiempo que habrían tratado de invadir a Venezuela desde Colombia, el país de Latinoamérica más entregado a la política imperialista y agresiva de la administración republicana.



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